Sin hacer referencia a lo correcto y lo incorrecto, sino simplemente a lo normal en el español culto medio, es evidente que las formas con–s son rechazadas por el hablante medianamente culto, no sólo en el verbo venir sino en cualquier otro.
En la conjugación española, todas las segundas personas de los tiempos verbales terminan en –s (cantascantabascantarás, etcétera), con excepción precisamente de la correspondiente al pretérito de indicativo (cantaste). Todo permite suponer que, desde el mismo latín vulgar, se tendió a igualar todo el paradigma, añadiendo a cantaste una –s (cantastes), de carácter analógico y no etimológico. Sin embargo, esta modificación, hoy, no se acepta por los hablantes cultos.
En cuanto a veniste/viniste, en latín clásico la forma correspondiente era venisti, que debería producir en español veniste. Pero interviene la analogía, es decir, la necesidad de igualarse con el resto y, desde los más antiguos tiempos, se da la forma viniste. Aquí la analogía opera en razón de las formas del pretérito: en veni, la i larga final inflexiona —cierra en un grado— la e tónica, produciendo vine;vinimus produjo primero la forma viniemos y después vinimos; finalmente, veneruntdio vinieron. En resumen, estas tres personas con i (vine, vinimos, vinieron) atrajeron a sí a las otras tres que tenían una e etimológica (veniste = viniste, veno = vino, venisteis = vinisteis) y hoy, según esta explicación histórica, la forma normal es coni en todas las personas.
Esto, en el español mexicano, se respeta por lo general sólo en tres de las formas y en otras dos se usa la e. Así, aunque lo más común es conjugar el pretérito de venir de la siguiente manera: vine, veniste, vino, venimos, vinieron, con la obvia omisión devinisteis (o venisteis), que no se usa; no por ser más correcto, sino por ser más sistemático, es recomendable conjugar el verbo venir de la siguiente forma:
PronombrePresentePretérito
Yovengovine
vienesviniste
Élvienevino
Nosotrosvenimosvinimos
Ustedesvienenvinieron
Ellosvienenvinieron